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viernes, 30 de marzo de 2007

Nuevas greguerías


En el colegio nos enseñaron que el agua era inodora, incolora e insípida. Pero en la actualidad, el mal uso le da olor, la política le da color y nos queda el amargo sabor de una mala gestión.

La constitución otorga el control de la Planificación hidrológica e hidráulica a la Administración central. Sin embargo, según el principio de que cuanto más cercano se encuentre del ciudadano mejor se le sirve, las Autonomías y municipios están pidiendo transferencias sobre el agua. Si la gestión del agua es igual que la del suelo, tendremos que beber vino, ... que tendrá la ventaja de hacernos olvidar.


Guillermo Castañón,

Dr. Ingeniero Agrónomo

lunes, 12 de febrero de 2007

La energía nuclear presenta riesgos, tanto si se acepta como si no


La falta de una decisión política respecto al balance energético español, está propiciando movimientos especulativos por parte de grupos empresariales potentes del sector, y esa toma de posiciones guiada por simples intereses mercantiles, complica, en mi opinión, la adopción posterior de una estrategia consistente y equilibrada, corriendo el riesgo de que se aumenten a corto plazo los precios que deberán pagar los usuarios por la energía y puede suceder que hasta se comprometa la estabilidad del suministro.
En el debate energético, los temas abiertos no se resuelven con el paso del tiempo, sino que se emponzoñan, agrían y empeoran.

La demora en aceptar lo que para los expertos del sector es evidente, y es la necesidad de prolongar la vida de las centrales nucleares existentes y autorizar la instalación de dos o tres más, definiendo, por otra parte, la ubicación adecuada para el almacenamiento de los residuos nucleares de mayor actividad, no ayuda en absoluto a clarificar el panorama. No será con ayudas apuradas a la investigación de energías alternativas o con subsidios desmesurados a las energías eólica y solar, aprovechados hasta ahora hábilmente por eléctricas y bancos, como se va a despejar el panorama, porque los consumos crecen y nadie está dispuesto a ahorrar comodidades.

La posibilidad de que E.ON se haga con el control de Endesa, una vez que Gas Natural ha anunciado que se retira de la puja por la antigua empresa pública, debería obligar a realizar un análisis serio y completo de las consecuencias para la estrategia energética española. Ya.
Me sorprende la escasez de opiniones fundamentadas acerca de ese tema, y mi sentido profesional me lleva a estar en desacuerdo a que el asunto se demore o se encubra con silencios más o menos conniventes, al estilo de lo que ha sucedido en otras ocasiones y en otros temas importantes. Pretender que el mercado es una panacea que va a resolver las contradicciones o indecisiones del panorama político, jamás se ha evidenciado como una teoría inteligente, desde la perspectiva de lo que es mejor para mantener una capacidad de decisión aceptable en los temas importantes para el país.

Me permito citar, en apoyo tangencial de esta tesis, la reciente la compra por Mittal de la mayoría de control de Arcelor (después de diferentes etapas de integración en la que la siderúrgica española, concentrada internamente tanto en la producción como en la distribución, pasó por un período de gestión a manos francesas y luxo-belgas, con una testimonial presencia de ejecutivos españoles). El inexplicado intento de dejar caer el grupo siderúrgico en manos de su competidor ruso Severstal "antes que dejarlo en las manos especuladoras" del magnate indio, argumento empleado por su antigua cúpula, según cabe deducir ahora, con el solo objetivo de aumentar el precio de venta, es una muestra de los factores fundamentales que dominan los productos estratégicos cuando se confía a intereses privados.

Muchos son los ejemplos del efecto de un mercado revuelto en torno a las mayores empresas españolas, algunas de ellas con importantes fondos de comercio y atractivos flujos de caja. Los movimientos especulativos sobre las empresas constructoras, de servicios o de distribución españolas, muchas de ellas ahora bajo estricto control extranjero -que no hay que confundir con control privado, por favor-, son muestras evidentes de que, al abrigo de las palabras mágicas liberalización y mercado, los más avispados grupos internacionales han ido tomando posiciones. Creer que "nuestras" empresas están bien colocadas en esa carrera tiene un componente sustancial de utopía, pues su crecimiento y consolidación escalonada, está siendo observado con interés y contenido placer fagocitador por las mayores multinacionales, atentas a que engorde su pieza.

Defender el patriotismo empresarial no está de moda en el contexto europeo, obsesionado oficialmente por defender los valores de comunidad, integración, mercado único, globalización. La experiencia ha demostrado la habilidad de los gobiernos dominantes en la Unión Europea, y de sus principales empresas nacionales, -que no hace falta definir como estratégicas para tratarlas como tales- en cantar en un lado y poner los huevos en otro. Un documento tan necesario para robustecer la Comunidad como es la Constitución europea no ha merecido la aprobación de un "convencido" defensor de la unidad de mercado europeo, como es Francia, por ejemplo.

En este contexto, se ha de entender que la oferta de compra de Scottish Power por Iberdrola haya generado una fuerte preocupación en el Reino Unido. Se han desatado las opiniones respecto a los riesgos de comprometer la autosuficiencia, o de externalizar un mercado en el que están ya muy introducidos los grupos alemanes E.ON and RWE, y la francesa EDF. El Grupo de Usuarios de consumo intensivo energético (EIUG) del Reino Unido, que representa los sectores industriales acero, químicos y papeleras, opina que la consolidación del mercado energético allí ha ido demasiado lejos. No denuncian la propiedad extranjera de las empresas, sino a la concentración del mercado en pocas manos, es decir, apuntan a la insuficiencia del propio mercado para garantizar un suministro fiable y a buen precio.

Los altos precios de los servicios de agua, electricidad y residuos que pagan los europeos y las altas tasas de cobranza (prácticamente del 100% en la UE) han provocado que las compañías de servicios europeas tengan un músculo financiera muy sólido. Por agrupaciones y fusiones las empresas han ido consolidando y ampliando su poder adquisitivo, y se ha aumentado la voracidad de los grupos mayores hacia los pequeños, buscando optimizar sus estructuras de capital. En el mercado alemán la situación actual no permite considerarlo como un ejemplo de liberalización, y la inquieta E.On controla las tuberías que llevan el gas ruso a otros países, incluído el Reino Unido.
En fin, el precio de la energía en España es barato en comparación, y eso aporta muchas opciones atractivas de incrementar la carga recaudatoria sobre los usuarios de servicios imprescindibles, como ya se hizo con el agua por parte de las empresas francesas, cuando se repartieron el mercado español. La tarifa media eléctrica de los consumidores españoles es el 0,83 de la de Francia, el 0,70 de la de Alemania y el 0,57 de la del Reino Unido. La razón de esa diferencia de precios hay que verla en la mayor proporción de la energía nuclear o hidroeléctrica en relación con los que utilizan gas o carbón casi exclusivamente (El Reino Unido, por ejemplo, utiliza el 40% de gas en su mix). La perspectiva de un aumento de tarifas a corto plazo, con el objetivo de "uniformizar precios en la UE", la puede comprender cualquier observador.

Los movimientos de Iberdrola y de E.On son apenas una muestra del interés de las mayores compañías eléctricas europeas en consolidarse dentro de los mercados europeos. Pero la voluntad de ambas empresas de crecer parece tener ritmos y dimensiones muy distantes. E.ON, ya había hecho un acercamiento fracasado a Scottish Power, y no tuvo ningún problema en presentar a Gas Natural como un caballo blanco de intereses gubernamentales españoles. Por el contrario, cuando la italiana Enel se aproximó a Suez, inmediatamente intervino el gobierno francés para apoyar una fusión entre GDF y Suez para hacer al grupo galo impermeable a cualquier oferta de terceros. Parece que la costumbre en Europa es tratar los temas con diferentes raseros, pero en España seguimos con la armadura de Quijote encasquetada, bajo un sol de castigo y con la vista puesta en los molinos de viento. Interpréteseme bien la imagen, por favor, que viene al pelo.
(Esta entrada proviende del Blog de Angel Arias, y se recoge aquí con la intención de trasladar el debate a un foro especializado)

sábado, 16 de diciembre de 2006

Encrucijada energética en el salón de Actos de las Cortes españolas


La Asociación de Ex Diputados y Ex Senadores de las Cortes Generales, en colaboración con el Consejo Superior de Ingenieros de Minas de España, organizó una Jornada sobre "La Encrucijada energética: una visión general".


Magníficas intervenciones de prestigiosos colegas, de entre los que destaco, por mi cuenta y riesgo, -por la amena dicción del mensaje y no solo por los contenidos, en los que todos estuvieron, por supuesto, a la altura- a José Luis Díez Fernández y a Elías Velasco García. Las ponencias delimitaron con precisión los entresijos del debate energético nacional. Alberto Carbajo, Director General de Operación de Red Eléctrica de España, -en una intervención panorámica y, por ello, mal encajada al final en la sucesión de ponentes-, proporcionó datos e ideas atractivas para navegantes y neófitos, apoyando un mix equilibrado de las fuentes energéticas.


La mesa redonda final, desde la que se pretendió dar la visión política -prudente-, reforzó las líneas maestras de la encrucijada, y la intervención de clausura del Secretario General de Energía, Ignasi Nieto Magaldi, cerró la Jornada con broche de oro, en el que no faltaron aportaciones novedosas.


Un acto, por tanto, lleno de contenidos, datos y sugerencias, protagonizado casi en exclusiva por ingenieros de minas, pero destinado a toda la sociedad. Felicidades a Pedro Martínez Arévalo, decano del Consejo Superior de Minas, alma de esta Jornada, y a quien su reciente laringotomía impidió la lectura del discurso que había preparado, pero cuyo empuje y saber hacer se notaba detrás de todo el tinglado.


Me gustaría incoporar mis propias apreciaciones sobre una cuestión que me viene preocupando desde hace muchos años. Mi orgullo profesional me estimula, por otra parte, a recordar ahora que, como vocal del Colegio de Minas del Noroeste, estuve en el Comité organizador de unas Jornadas sobre la Energía ("El mercado energético europeo: previsión de las alternativas para los años 90"), que se celebraron en Santiago de Compostela en octubre de 1990. Por gentileza de mis colegas, me convertí en uno de los protagonistas ad initio al realizar el documento base previo a las Jornadas: "Un debate sobre la energía muy inoportuno". R

eleo lo que escribí entonces y no lo encuentro en absoluto descabellado: abogaba por el respeto al medio ambiente, el impulso a la investigación y al ahorro energético, consideraba inútil y de alto coste la moratoria nuclear -superaba la subvención al carbón nacional-, y preveía una demanda para 2010 en España en el entorno de los 110 Mtep,...Han pasado 16 años de aquella otra Jornada, y creo que es interesante, no solo para los aficionados a rebuscar en las hemerotecas, releer el resumen de las intervenciones de todos los intervinientes, que realicé para Entiba, la revista del Colegio de Ingenieros de Minas (número 17). Elías Velasco también estuvo allí, y a salvo de la constancia de su mayor escepticismo entonces respecto a la realidad del cambio climático, he constatado que la coherencia con lo que expuso ayer fue prácticamente completa.

Lástima que no se nos hubiera hecho mucho caso.Desde mi interpretación de los argumentos y datos presentados en la Jornada, las líneas maestras de la Planificación energética que deberían tenerse en cuenta en este momento en España, serían las siguientes:

1. Escenario general.-

a) Aunque algunos científicos expresan dudas respecto a la relación directa entre la concentración de CO2 equivalente en la atmósfera y el calentamiento del planeta, la opinión científica general y el principio de prudencia conducen a la necesidad de tomar medidas drásticas respecto a la emisión contaminante.

b) El consumo mundial de energía primaria supera los 11.00 M Tep, y la mayor contribución a su producción se ha desplazado desde el carbón hasta el petróleo en el período 1900-2004. aunque la suma de los combustibles fósiles representa el 54%. El petróleo cubre el 95% de las necesidades del sector transporte. Las principales medidas de corrección de la contaminación han de concentrarse en estos combustibles y en los sectores producción eléctrica y transporte.

c) Puesto que la contaminación ha sido causada básicamente por los países desarrollados, la implantación de medidas correctoras y su coste no debería repercutir sobre el desarrollo de los países más atrasados, sino ser asumido por aquellos.

d) El desarrollo de los países no OCDE provocará un crecimiento de consumo de la energía primaria mundial entre un 35 a un 52% (referido a cifras de 2003) hasta el 2030. Este consumo será cubierto, fundamentalmente, por combustibles fósiles –más baratos y tecnológicamente más asequibles-, por los que el efecto invernadero aumentará, se cumpla o no el Tratado de Kioto, si no se aplican las tecnologías avanzadas (mejora de eficiencia en centrales de gas nayural, centrales de carbón pulverizado a alta temperatura, etc) y se desarrollan tecnologías de captura y almacenamiento de las emisiones de CO2 y se implementan en esos países; de estas últimas se puede decir que su coste, hoy elevado, podría reducirse a 25$/t de Co2 en 2030.

e) Es imprescindible un esfuerzo global mundial en investigación y desarrollo, cambiando la tendencia occidental de subvencionar el consumo y no la i+d. El porcentaje de participación de la biomasa en el abastecimiento de energía primaria, hoy de solo un 10,3% debería aumentarse, apoyando el impulso a las biorefinerías. Adicionalmente, deberá favorecerse el uso de energías alternativas a los combustibles fósiles, y estimular el ahorro de energía, especialmente en los países desarrollados.

f) Hay que dar nuevo impulso a la energía nuclear de fisión, eliminando las injustificadas reservas respecto a su seguridad, completando el desarrollo de reactores de la cuarta geneación y con la creación y apoyo de un organismo de control mundial.

2. Elementos claves a escala nacional.

a) Es necesario mantener un mix de producción energética que contemple todas las fuentes, ya que España tiene un carácter de insularidad eléctrica (que no energética, como matizó el Secretario de la Energía) dentro de la Unión Europea, y no es fácil que los postulados nacionales sean asumidos a nivel comunitario. Una opción razonable en el horizonte de 2025, sería: 25% gas natural; 25% carbón; 20% nuclear; 30% renovables (incluída la gran hidráulica)

b) El parón nuclear no tiene sentido técnico ni económico. Hay que movilizar una campaña de concienciación social que elimine el injusto descrédito de una tecnología que, por lo demás, los países más desarrollados utilizan en beneficio de su economía. En primer lugar, se debe prolongar la vida útil de las centrales existentes, con las inversiones adecuadas, decididas por el Consejo de Seguridad Nuclear. En segundo lugar, hay que asumir con claridad que la producción nuclear será la única forma de cumplir con Kioto para España.

c) El apoyo a las energías alternativas debe continuar, pero sin crear distorsiones en las tarifas que propicien injustificados beneficios y especulaciones. Mecanismos de subvención que han supuesto rentabilidades del 15 al 25% han creado desajustes en el sistema. El tir (la tasa interna de retorno) de los proyectos energéticos alternativos debería estar en torno al 7%, creando una estabilidad regulatoria.

d) La investigación sobre los mejores aprovechamientos energéticos es insuficiente. La decisión de los objetivos investigadores depende de la orientación política definitiva, como destacó Alberto carbajo. En particular, es muy interesante la investigación e impulso de la energía solar y, secundariamente, de la biomasa. El apoyo a la energía eólica adquiere, en este contexto, una importancia menor.

e) Hay que considerar de forma realista el peso del carbón en la dieta energética, pues no tiene sentido cerrar minas que vamos a necesitar ni perder tecnologías de extracción que serán necesarias. Como presentó Juan Manuel Llabrés, se deben desarrollar métodos de captura y almacenamiento de carbono e impulsar la investigación del papel portador energético del hidrógeno (proyecto Hyprogen, tal vez con conclusiones operativas en 2016)

f) España tendría que alcanzar el 10% mínimo, de capacidad de interconexión eléctrica con el resto de la UE, y se habría de estimular la competencia entre las eléctricas con subastas virtuales de capacidad (propuesta del Libro Blanco de Pérez Arriaga, como resaltó Ignasi Nieto).

g) No debe demorarse la elección del lugar para el almacenamiento de residuos nucleares, y este ha de ser centralizado. La preocupación que los media transmiten a los ciudadanos no es en general objetiva, los reparos carecen de base científica, son oportunistas y suponen una rémora para la adopción de la solución, que, en este momento y estado de la técnica y de los compromisos internacionales, no admite dilaciones.