(Reflexiones para empezar el año 2009, medio en serio; medio en broma)
A los científicos no hay quien los entienda, o mejor dicho: los paisanos nos creemos lo que los medios de comunicación nos dicen, sin hacer más averiguaciones (¡y así nos va!).
¿Os acordáis de que nos dijeron que el año 2008 tenía un segundo más?, pues para ti y para mi eso es una mentira.
Resulta (y eso lo sabéis), que son los científicos de la Universidad de Bonn los relojeros atómicos. ¿Qué es lo que hacen? pues se dedican a mirar el reloj para no llegar tarde, que para eso son alemanes, y cuando se retrasan un segundo llegan y, con un morro que se lo pisan, dicen “la Tierra gira cada vez más lentamente”, y no es que yo haya llegado tarde, es que hay que añadir un segundo más a tu reloj atómico, y como tú no lo has hecho resulta que llevas el reloj adelantado.
Como comprenderéis, estos señores ya han debido calcular cuando la tierra va a dejar de girar, y yo quiero enterarme, porque desearía que me dejen en un lugar en el que sea primavera o, mejor casi: otoño o, por lo menos, que me dejen debajo de un parral con uvas para vendimiar y para hacer unos buenos caldos.
A los científicos no hay quien los entienda, o mejor dicho: los paisanos nos creemos lo que los medios de comunicación nos dicen, sin hacer más averiguaciones (¡y así nos va!).
¿Os acordáis de que nos dijeron que el año 2008 tenía un segundo más?, pues para ti y para mi eso es una mentira.
Resulta (y eso lo sabéis), que son los científicos de la Universidad de Bonn los relojeros atómicos. ¿Qué es lo que hacen? pues se dedican a mirar el reloj para no llegar tarde, que para eso son alemanes, y cuando se retrasan un segundo llegan y, con un morro que se lo pisan, dicen “la Tierra gira cada vez más lentamente”, y no es que yo haya llegado tarde, es que hay que añadir un segundo más a tu reloj atómico, y como tú no lo has hecho resulta que llevas el reloj adelantado.
Como comprenderéis, estos señores ya han debido calcular cuando la tierra va a dejar de girar, y yo quiero enterarme, porque desearía que me dejen en un lugar en el que sea primavera o, mejor casi: otoño o, por lo menos, que me dejen debajo de un parral con uvas para vendimiar y para hacer unos buenos caldos.
En estas circunstancias, cada vez que ese científico llega un segundo tarde cuenta su rollo, y al reloj atómico hay que añadirle un segundo (se saca la ruedecilla hacia fuera, se retrasa un segundo, y a vivir un segundo más). No me digáis que esto es serio. Así con el cachondeo que se traen resulta que al año 2005 hubo que añadirle un segundo más, y lo mismo ha pasado ahora con el año 2008.
Pero es que esto del tiempo es muy relativo, porque a los que le marcan la hora son a los del meridiano de Greenwich, donde, cuando es el 31 de diciembre de 2008, a las 23:59:59, le endosan un segundo adicional, antes de que el reloj atómico marque las 00:00:00 del 1 de enero.
Ahora bien, debido a la diferencia horaria, a mi ese segundo me llega cuando ya estoy en el año 2009, de modo y manera que me computo el segundo adicional en el 2009, a las 00:59:59 del 1 de enero (mientras que los ingleses y los canarios y los portugueses si que lo tienen en el 2008).
Y, porque no os acordaréis, pero es que desde 1972 nos han metido de clavo 33 segundos adicionales (a los que habrá que sumarles el IVA). Menudo negocio que se deben estar montando esos relojeros, porque 33 segundos aplicados a los 46 millones de españoles son 17.569 días (y no le pongo el 0,44444… de día que, como periódica pura, le corresponde), que equivalen a 48 años (¡chupa del frasco!).
Fijaros, por tanto, el engaño que nos han hecho con decir que eso del segundo no tiene importancia. ¡Claro que la tiene! A mi que me den mi segundo y ya veré yo lo que hago con él. Lo malo es que con la inflación o la deflexión (?), no se en cuanto se me va a quedar.
Pero no os preocupéis que a los científicos de Bonn se les va a acabar el chollo, porque otros más listillos han decidido cambiar el sistema de medir el tiempo, y nos pasará como con la televisión digital: los relojes ya no servirán, y nos darán un ultimátum para que nos compremos uno atómico de última generación, con lo que todos andaremos con la “bomba atómica” de pulsera.
Tampoco os extrañe que, pronto, alguien nos venga a decir que la Tierra gira más despacio por eso del Cambio Climático. Pero ahí no me timan. La Tierra da las “guertas” más despacio porque “en tós los trabajos se hecha un cigarro”, o porque es una forma de que los asalariados trabajen un segundo más sin que las multinacionales se lo paguen ¡que hay listillos pa tó!
Por Rafael Fernández Rubio
Pero es que esto del tiempo es muy relativo, porque a los que le marcan la hora son a los del meridiano de Greenwich, donde, cuando es el 31 de diciembre de 2008, a las 23:59:59, le endosan un segundo adicional, antes de que el reloj atómico marque las 00:00:00 del 1 de enero.
Ahora bien, debido a la diferencia horaria, a mi ese segundo me llega cuando ya estoy en el año 2009, de modo y manera que me computo el segundo adicional en el 2009, a las 00:59:59 del 1 de enero (mientras que los ingleses y los canarios y los portugueses si que lo tienen en el 2008).
Y, porque no os acordaréis, pero es que desde 1972 nos han metido de clavo 33 segundos adicionales (a los que habrá que sumarles el IVA). Menudo negocio que se deben estar montando esos relojeros, porque 33 segundos aplicados a los 46 millones de españoles son 17.569 días (y no le pongo el 0,44444… de día que, como periódica pura, le corresponde), que equivalen a 48 años (¡chupa del frasco!).
Fijaros, por tanto, el engaño que nos han hecho con decir que eso del segundo no tiene importancia. ¡Claro que la tiene! A mi que me den mi segundo y ya veré yo lo que hago con él. Lo malo es que con la inflación o la deflexión (?), no se en cuanto se me va a quedar.
Pero no os preocupéis que a los científicos de Bonn se les va a acabar el chollo, porque otros más listillos han decidido cambiar el sistema de medir el tiempo, y nos pasará como con la televisión digital: los relojes ya no servirán, y nos darán un ultimátum para que nos compremos uno atómico de última generación, con lo que todos andaremos con la “bomba atómica” de pulsera.
Tampoco os extrañe que, pronto, alguien nos venga a decir que la Tierra gira más despacio por eso del Cambio Climático. Pero ahí no me timan. La Tierra da las “guertas” más despacio porque “en tós los trabajos se hecha un cigarro”, o porque es una forma de que los asalariados trabajen un segundo más sin que las multinacionales se lo paguen ¡que hay listillos pa tó!
Por Rafael Fernández Rubio
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