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lunes, 31 de marzo de 2008

Agua, indicadores de sequía y política hidrológica a corto plazo



El Consejero ambiental de la Generalitat, Francesc Baltasar, ha propuesto un plan para trasvasar agua -entre 20 y 45 Hm3- del Segre (afluente del Ebro) al río Llobregat, a la altura de Guardiola, en el Berguedá barcelonés. La situación de las reservas del pantano de la Baells y del conjunto del sistema que abastece a la región de Barcelona es preocupante, estando al borde de la situación de emergencia, según algunos indicadores que utiliza la Generalitat.

Como lo que nos gusta en nuestro país es crear confusión y somos incapaces de actuar en coordinación, la cuestión ha provocado algunas reacciones y suscita varios comentarios, que procuraremos esbozar en este "post".

1. Cualquier opción de planificación hidrológica que afecta a una cuenca que abarca a varias autonomías es competencia de la Administración central, como ha recordado, por si hiciera falta, la ministra de Ambiente en funciones, Cristina Narbona. En aplicación de los principios de coordinación y solidaridad. Ergo, la propuesta de coger agua de un afluente del Ebro para consumo de una región autonómica, realizada sin conversaciones previas entre ambas entidades públicas -Estado central y Generalitat-, por lo que se ha dicho, no puede ser ejecutada unilateralmente y su formulación pública pone en evidencia deseos de tensar las cuerdas antes de encontrar soluciones inteligentes consensuadas, técnicamente solventes y económicamente menos gravosas.

2. El asunto ahora suscitado no guarda más que una relación lejana con la polémica respecto al trasvase del Ebro (1.000 Hm3/año) y el plan AGUA para desaladoras en la costa, y, solo indirectamente, con el ocasional transporte de la que podría producirse en la hoy infrautilizada de Carboneras (Almería). Sí tiene que ver, en cambio, con la puesta en funcionamiento acelerado de la desaladora del Prat, de capacidad 60 Hm3/año. No hay por qué mezclar las cosas; no se tendrían que mezclar, aunque los políticos tienden a crear confusión, cuando hablan ante un micrófono, con las dimensiones de los problemas, su carácter relativo, y sus urgencias y prioridades.

Se debería hacer una revisión de todos los indicadores de sequía o de déficit hídrico, eligiendo aquellos adecuados y trabajando con series coherentes, que evitaran sobreponderaciones de algunas subcuencas y medidas de aforos y, sobre todo, que sirvieran de base objetiva para la toma de decisiones por parte de una Comisión plural, con objetivos serenos y transparencia pública. No se entiende que existan diferentes opiniones respecto a la valoración de la gravedad de una sequía, ni cabe hacer juegos malabares con una cuestión tan fundamental como es el aprovisionamiento de agua de boca de una población, ni el interés en entremezclarla con las necesidades de riego de algunos cultivos o de aplazar las soluciones a la espera de que llueve algo.

3. Hay que poner de manifiesto que no estamos hablando -se supone- de soluciones estructurales, sino coyunturales, a déficits circunstanciales de precipitación. Si esto es así, la adopción de medidas de urgencia, para el caso de que fueran necesarias, ha de estar perfectamente claras, con antelación. Equipos técnicos cualificados deben proponerlas, con serenidad, y las evaluaciones económicas correspondientes. Las confederaciones y el Ministerio tienen equipos muy cualificados, que pueden (y quizá deben) ser reforzados por consultoras especializadas, para apoyar la neutralidad de los análisis.

Otra cuestión, pero muy importante, es eliminar de las series de déficit hídrico históricas los efectos del fuerte y desigual incremento de consumos en algunas zonas, provocadas por el crecimiento poblacional, el uso incontrolado o descuidado de los acuíferos y de las escorrentías superficiales, y la proliferación de segundas viviendas en zonas de secano junto a la costa. La ambición de unos no debe pagarse con la reducción del bienestar de los "ciudadanos respetuosos con los derechos ajenos" y en perjuicio de los usos "históricos".

Angel Arias
Dr. Ingeniero de Minas/abogado

(del blog: http://alsocaire.blogia.com/)

viernes, 24 de noviembre de 2006

La dimensión europea del agua

Alonso Quijano no fue a Zaragoza, enfadado por lo que se contaba de él en la segunda parte apócrifa de sus aventuras, pero tuvo amplia relación con el río Ebro, “y el verle fue de gran gusto a don Quijote, porque contempló y miró en él la amenidad de sus riberas, la claridad de sus aguas, el sosiego de su curso y la abundancia de sus líquidos cristales, cuya alegre vista renovó en su memoria mil amorosos pensamientos.”

La exposición internacional de 2008 que tendrá por título “Agua y Desarrollo sostenible”, y que se ubicará –no sin polémica- en el Meandro de Ranillas, pretende integrar de forma definitiva el río en la ciudad, recuperando sus amenas riberas y, de paso, aprovechará para hincar la bandera aragonesa sobre las claras aguas. Aunque el programa de actividades del evento es amplio y variado, será difícil evitar que una parte del debate gire en torno a la transferencia entre las aguas del bajo Ebro y las cuencas internas de Cataluña, Júcar y Segura, desaparecida entre los preceptos de la Ley 10/2001 que recogía el último PHN, derogados por el R. D. Ley 2/2004.

La polémica sobre el agua conduce generalmente de las cuestiones técnicas a las económicas, y viceversa, y dada la diversidad de opciones, pocas veces se resolverán por consenso. Tampoco cabe esperar que las partes en litigio reconozcan ecuanimidad a quien pretenda dirimir en los conflictos que afectan a colectividades con intereses contrarios. Porque los trasvases y los embalses modifican las condiciones naturales. Porque ni el hipotético donante será tan excedentario ni el supuesto receptor así de necesitado. Se esgrimirán legítimas (junto a las que no), pero sesgadas, visiones parciales. Si existiera consenso no haría falta regulación, y no sería necesaria en estos predios la Directiva 2000/60/CE, conocida como Directiva Marco del Agua, cuyo énfasis está puesto sobre la necesidad de conjuntar las valoraciones ecológicas y las económicas del agua en la Unión Europea

Es decir, que aunque es imprescindible fijar un precio al agua, su valor económico no puede establecerse por la libre competencia y el mercado. Lo que no habrá de impedir que antes de 2010 deberán haberse incorporado al precio del agua, todos los costes correspondientes al ciclo del agua. El que contamina, debe pagar por el deterioro que causa.

Pero, desde la perspectiva ecológica, la protección de las aguas de la Unión deberá permitir alcanzar una buena calidad para todas ellas antes del 2015, determinada no solo por su composición químico-física, sino también por sus elementos biológicos y ecológicos. En muchos casos, no se podrá contaminar, ni pagando.

Considerar todos los costes y atribuirlos a sus causantes provocará, obviamente, un fuerte incremento de los precios del agua. Por su parte, la protección de los humedales, ríos y lagos de la Unión Europea, restringirá sus usos y supondrá el empleo de importantes desembolsos adicionales, que tendrá que soportar la colectividad.

Para celebrar el Día del Agua, la Comisión Europea ha difundido este 22 de marzo un documento realizado por cuarenta expertos en el que se concluye que el cambio climático está teniendo un impacto significativo sobre las aguas europeas. El nivel del mar ha aumentado entre 0,8 y 3 mm/año, y se teme que ese ritmo se duplique en el siglo XXI. El cambio de las líneas costeras, la salinización de acuíferos y humedales, y la modificación de los hábitats biológicos, traerá duras consecuencias sobre las poblaciones, no solamente humanas. El mismo Informe recoge que las precipitaciones en la cuenca mediterránea se redujeron en el período analizado un 20%, y es previsible que la escasez de agua generará fuertes tensiones entre los afectados.

El trabajo propone que la Unión Europea legisle con nuevos enfoques que tengan en cuenta las características de las diferentes regiones. En particular, aconseja que se analice la competencia por el agua entre las poblaciones y la agricultura, considerada como la actividad más vulnerable en condiciones climáticas desfavorables.

Habrá que seguir alimentando de sensibilidad, prudencia y solidaridad el cauce tormentoso de los intereses por el agua, aunque no estoy muy seguro de que resurjan siempre amorosos pensamientos. A salvo de lo que opinen Don Quijote y Sancho si se acercan esta vez, como yo les aconsejaría, a Zaragoza.

(Editorial de la revista Tecnoambiente, publicado en abril de 2005, de uno de los administradores)