miércoles, 6 de diciembre de 2006

"Parques eólicos sí, pero no así"


RESUMEN

En un modelo energético global que se caracteriza por un uso despilfarrador de recursos en el denominado primer mundo mientras las dos terceras partes del planeta casi no tienen acceso a ellos, los autores, defensores de las energías renovables, denuncian, no obstante, las débiles garantías protectoras y correctoras del medioambiente que, en muchos casos, contienen los Estudios de Impacto Ambiental y propugnan la necesidad de un Plan de Ordenación de Instalaciones Eólicas realista, frente a la proliferación, desordenada, de actuaciones eólicas existentes y en proyecto.

Partidarios así mismo de la aplicación de una filosofía de Integración Ambiental en la concepción de los proyectos de la que no deben quedar ausentes incluso las emociones en el más puro sentido de los clásicos, destacan la escasa participación pública en los procesos de decisión medioambientales y la falta de claridad en la exposición a los ciudadanos y afectados de las decisiones adoptadas.

En los aspectos económicos critican, desde la óptica de la sostenibilidad, máxime en una energía subvencionada para el sistema productor, los limitados mecanismos correctores medioambientales y las escasas cuantías compensatorias para las comunidades directamente afectadas por los proyectos. En este sentido, cuestionan también las metodologías al uso de evaluación económica, social y medioambiental donde destaca una incorrecta e insuficiente imputación de la totalidad de los costes medioambientales y sociales que no son debidamente internalizados en los proyectos y la aplicación de la tasa de descuento de índole puramente financiera y no ambiental. Todo ello, con impactos generalmente muy severos con el medio, contrasta con las elevadas tasas de rentabilidad empresarial para los promotores y empresas explotadoras.

Introducción

En los proyectos de Parque Eólicos, como en otros similares, concurren varios aspectos: medioambientales, económicos y sociales.

Antes de entrar en su consideración conviene recordar que en la filosofía ambiental, es decir la actual, el primer componente del medio que debe tenerse en cuenta, ante cualquier actuación que se proponga, es el hombre; lo dice la Directiva 85/337 CEE y lo recoge la legislación española. Lo que se llama en la citada legislación "salud y bienestar humano" y "condiciones de sosiego público ", suelen brillar por su ausencia. Es decir, sólo brillan para el promotor.

En la mayoría de los casos, los municipios seleccionados para la instalación de los Parques Eólicos no se caracterizan por su elevado consumo energético o, lo que es lo mismo, por su elevada "factura de la luz." Más bien, la tipología de la población residente, envejecida, subsidiada y con escasos posibles económicos, es austera y modesta en el uso que hace de la energía eléctrica. Sólo los veraneantes pueden rompen en julio y agosto este esquema de consumo. Pues bien, esas personas y poco más tienen que asumir ciertos costes y los efectos perjudiciales de este tipo de proyecto. Y todo por una mísera cantidad para que aparezca la palabra "compensación económica". Esas comunidades tendrán que pagar las consecuencias derivadas de un modelo que, más allá de sus fronteras, no puede sino calificarse como un modelo de despilfarro energético.

El aspecto ambiental

Las cumbres de las sierras suelen ser, lógicamente, la ubicación escogida por los proyectistas para la ubicación de los proyectos. Precisamente donde tienen su casa, su hábitat, especies de avifauna en muchos casos singulares e importantes. Donde soplan vientos de libertad y naturaleza, no de beneficio y economía. Donde cada cual está en su sitio y ocupa su lugar desde cientos, miles de años. Fauna de diverso tipo va a tener que sufrir y, difícilmente, sobrevivir a los molinos de viento instalados, a los flamantes aerogeneradores. Llenos de viento, vacíos de sentido. O con sentido para una empresa y unos accionistas, aquellos a los que en fin de semana, agotados por la gran ciudad les gusta disfrutar de una naturaleza que ellos mismos, en sus decisiones, el lunes se encargan de alterar.

Molinos de viento que contaminarán el silencio del viento con el ruido de sus aspas. Ruido que nosotros no logramos percibir en el trágala de la ciudad y los pueblos, pero sí el fino oído del paisaje y de los animales, cien, mil veces más despierto que el nuestro.
También contaminación por las nuevas pistas de acceso abiertas para la instalación de los molinos gigantes, de hasta 30 ms de altura, y las zanjas para soterrar la energía producida que ha puesto a la intemperie miles, millones de pequeños habitantes desprotegidos que contribuyen al equilibrio de la cadena trófica, alimentaria y natural de las especies más vistosas y visibles. También de la nuestra.

Contaminación del paisaje, el último y veraz espejo que nos queda para seguir siendo algo de nosotros mismos, el referente fiel, el horizonte permanente de nuestra infancia, juventud y senectud, que se verá trasmutado por metálicos fantoches de día y fantasmas agoreros de la noche. Por mucho que los pinten de colores.

La receta que, desde no hace mucho tiempo, las administraciones contemplan para minorar los efectos de estas y otras instalaciones son los denominados Estudios de Impacto Ambiental, que en la gran mayoría de los casos no se realizan con los suficientes requisitos de garantías protectoras y correctoras del medio ambiente; las compensatorias nunca se refieren al medio sino al "quedar bien".

Los efectos en el medio

La SEO - Birdlife, Organismo Conservacionista propugna, desde hace tiempo, la necesidad de un verdadero Plan de Ordenación de Instalaciones Eólicas en el que se enmarquen racionalmente todas las actuaciones en materia energética eólica, de forma coordinada y global, porque en estas instalaciones dos más dos no son cuatro, y las sinergias que puede producir otro proyecto próximo son muy importantes. Así, las distintas Administraciones Autonómicas campan, desordenadamente, promoviendo actuaciones con una visión miope y desorganizada, implantando "al tun tun" generadores y generadores donde las empresas eléctricas, nunca mejor dicho, creen que soplan los mejores vientos para ellas y, asegurando, contrariamente a lo que pasa en el extranjero que “en los parques eólicos existentes en España, la mortandad de la fauna puede considerarse globalmente como baja”, aspecto que tranquiliza a los organismos responsables.

La colisión de aves con los generadores depende no sólo de la riqueza ornitológica de la zona y de los aspectos climatológicos sino, y sobre todo, del emplazamiento elegido y de las características técnicas del proyecto. Y no vale la simpleza de decir que los báculos hay que ponerlos donde haya viento. A propósito, ¿hay suficiente viento y viento regular en el emplazamiento elegido para el proyecto?. No vaya a ser que al cabo de unos años haya que recoger los trastos y queden los destrozos de lo que fue y ya nunca pueda ser.

Tampoco todos los aerogeneradores causan la misma mortandad de aves. Estudios de la California Energy Commission, corroborados por Howell y Donato (1991), expresan que los situados en los extremos de una fila tienen un impacto tres veces mayor que los del interior y los próximos a las zonas abruptas registran una mortandad dos veces superior al resto, lo que podría deberse a que es en estas zonas donde se originan los vientos de laderas que, con frecuencia, utilizan las rapaces para sus desplazamientos.

En cuanto al impacto en el paisaje, recurso muy frágil cuya valoración puede ser más o menos subjetiva, es algo contrastado en el análisis de preferencias que diez báculos en el horizonte pueden tener hasta gracia, pero cuarenta y después otros cuarenta y …, no. Cuando esto es así, seguro que nos invade la desolación, crispación y añoranza, por este orden, del paisaje que ya no es, de ese paisaje del alma, perdido.

La Integración Ambiental

Siguiendo el V Programa Comunitario de Política de Actuación en Materia de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, "más que la incorporación de un conjunto de variables y proyectos, la gestión ambiental implica un estilo, una forma de entender o aproximarse a los problemas y sus soluciones". Proyecto y entorno no son entidades contrapuestas sino aspectos indisociables de una única realidad.

Suele suceder que primero se concibe el proyecto sobre el papel, por cierto, ¿dónde están las alternativas? y luego se superpone al territorio, se hace un Estudio de Impacto Ambiental que suele ser aprobado por el Órgano Ambiental, con su parte de carga política (o con mucha influencia del Órgano Sustantivo) y con unas insignificantes medidas correctoras o indemnizaciones de miseria, para tranquilizar conciencias.

Por otro lado, los proyectistas suelen ser ajenos a una concepción ambiental del proyecto, entendiendo el medioambiente como una variable exógena. El centro de sus preocupaciones lo ocupa el sistema proyectado, siendo el entorno y su población una especie de enemigo a combatir.

Este enfoque, que se conoce como reactivo, pertenece a un pasado que debería estar superado, porque hay que diseñar los proyectos a partir de un plan previo que debe orientar el Estudio de Impacto Ambiental hacia los aspectos más importantes o conflictivos.

Insignificante participación pública en la toma de decisiones

Casi siempre, sino siempre, la participación pública en el proceso de implementación de una decisión de naturaleza medioambiental es escasa, tanto en la elaboración del proyecto (aunque sea privado el promotor nada hay privado en estos temas), como en el estudio de impacto ambiental, e ineficiente cuando se realiza al final de tal proceso.

Los verdaderos destinatarios y afectados por el proyecto no leen los Boletines Oficiales ni las administraciones les ponen al corriente de los temas que tanto les incumben, de forma clara e inteligible. Y si se enteran puede que, realmente, no se enteren. Dos ejemplos al respecto: una alegación al estudio informativo de la Autovía del Noroeste decía que "el plano será entendible para ingenieros y técnicos... como habla en chino, lenguaje que se ignora por los gallegos se suplica hacerlo inteligible para el público al que está destinado”.

A más abundamiento, una noticia de prensa invocando la ayuda divina como última instancia para defender su causa y derechos medioambientales: "Misa contra el Vertedero". Trescientos vecinos de cuatro parroquias asistieron a una Misa en la Catedral de Lugo y pidieron que se paralicen las obras del vertedero Misa oficiada por el Obispo de la Diócesis Fray José Gómez "

El aspecto económico


La eólica, una energía subvencionada

La Ley 54/1997 del Sector Eléctrico dispone el derecho de los productores de energías renovables, como es la energía eólica, a incorporar su energía excedentaria al sistema eléctrico percibiendo una retribución que la Ley determina y progresivamente se actualiza. Se trata por tanto de una energía económicamente privilegiada frente a la del sistema convencional eléctrico, lo que se argumenta en base a que al menos el 30% del consumo eléctrico en el año 2010 proceda de energías renovables como la eólica, pretendidamente no contaminantes, bajo un concepto de contaminación muy "sui generis", restringido a la no emisión de CO2 en la producción de electricidad.

Como reconoce en una publicación reciente un miembro de la propia patronal eléctrica UNESA, "lo que se trata de conseguir es que el desarrollo de estas energías sea sostenible y no afecte negativamente al resto del sistema eléctrico". Pues bien, este proyecto también afecta negativamente al medioambiente y nos preguntamos ¿dónde están las subvenciones, las contraprestaciones a la naturaleza y las personas afectadas?, ¿son las míseras limosnas que ofrece la empresa promotora? ¿dónde está la sostenibilidad para los recursos afectados, las aves, el resto de la fauna y sistema vegetal?, ¿dónde la sostenibilidad para las personas más directamente afectadas por el proyecto?

Siguiendo con el artículo mencionado, se dice " en cualquier caso no se deben transferir costes a las compañías que operan en el mercado eléctrico y, en definitiva, las tarifas deben reflejar la totalidad de los costes que generan ". A este respecto también nos preguntamos ¿ los estudios económicos y de rentabilidad de estas instalaciones reflejan la totalidad de los costes ambientales por los efectos de degradación que producen?, ¿ y los costes a los usuarios y habitantes de estos concellos?

La rentabilidad social y medioambiental

Vamos a estudiar el tema desde el enfoque de la rentabilidad social y medioambiental. La rentabilidad para la sociedad teniendo en cuenta también lo que el proyecto aporta y degrada para la zona y la sociedad.

El proyecto, ineludiblemente, debe internalizar los costes ambientales, aquellos en los que incurre por las degradaciones que produzca en los elementos y procesos naturales y aquellos que se introduzcan por la adopción de las medidas correctoras o compensatorias. El citado V Programa de Acción de la UE señala, a este respecto, la inclusión de los costes reales (que incluye los ambientales) en las políticas y decisiones de inversión, así como en los costes que recaen sobre el usuario. Debe utilizarse, así mismo la tasa de descuento ambiental en vez de la tasa de descuento económica habitual en proyectos, como es el caso, con elevadas externalidades y efectos intergeneracionales. (Almansa y Calatrava (2001); Pearce (1990) et alli)

Se ha realizado un ejercicio de valoración contingente anotando en los ingresos del proyecto el impacto positivo de las menores emisiones de CO2, favorables para paliar el efecto invernadero, las compensaciones a los afectados, las rentas de los pocos puestos de trabajo generados, el efecto tecnológico sobre la industria nacional de Bienes de Equipo y, por supuesto, los beneficios razonables que debe tener todo promotor privado. A ellos les hemos enfrentado los costes por afección a la avifauna, los costes por la degradación vegetal, los costes, aunque siempre borrosos y subjetivos, pero costes, del impacto negativo paisajístico y visual y los resultados muestran que para obtener un balance medioambiental equilibrado del proyecto son necesarios mayores ingresos sociales para compensar los efectos de pérdida de capital natural.

Los aspectos sociales

Retornando lo que decíamos al principio del papel central de las personas en todo proyecto, los aspectos sociales, los que afectan directamente a las personas, son los más importantes.
En este sentido los números a echar son muy simples. No se trata tanto de ver las rentas, escasas, con que el proyecto compensa a particulares concretos, propietarios de los terrenos sobre los que se sitúan las instalaciones, como de ver su impacto sobre la colectividad de ciudadanos de las zonas afectadas.

A modo de conclusión

Como hemos expuesto, los impactos negativos sobre el medio y los efectos ridículos sobre las economías de la población residente contrastan fuertemente con la rentabilidad que va a obtener el promotor. Ante ello no cabe sino emplazar y exigir tanto a las empresas promotoras de esta iniciativa, como a las autoridades, autonómicas, a reconsiderar el proyecto en su planteamiento global en el sentido de las consideraciones que hemos apuntado y, de llevarse a cabo, establecer las compensaciones justas a las personas afectadas directamente.

Además, se debe resarcir a la población en general de los municipios donde se ubiquen los parques, mediante la aportación de una parte sustancial de los beneficios empresariales, de los daños presentes y futuros causados, mediante proyectos públicos destinados a mejorar la calidad de su vida y haciendas, pocas y flacas ya, que dinamicen o mejoren el equipo social de la zona.
La exigencia y evaluación de cuáles y cuántas son las justas y adecuadas compensaciones corresponde, sobre todo, a los responsables de los municipios, conocedores directos de las necesidades. A título de sugerencia, ¿por qué no pagar el promotor entre otras aportaciones, Íntegramente, la factura de la luz de los municipios afectados?, ¿acaso no es luz subvencionada para el promotor lo que va a producir y vender el proyecto?.


Mª Teresa Villarino Valdivielso
Dr. Ingeniero de Montes
Profesora de Impacto Ambiental Universidad Politécnica de Madrid (CEPADE)

Maite Gómez Villarino
Ingeniero Agrónomo
Consultor Ambiental

3 comentarios:

Ingenieros por el desarrollo y la defensa ambiental dijo...

Este comentario ha sido realizado a Teresa Villarino por uno de sus alumnos. Se trascribe aquí porque es un magnífico complemento a algunos de los aspectos tratados en el trabajo que se ha incluído en este Cuaderno, y porque servirá de introducción a una de las historias que su autor, Marco, ha entregado a Teresa: la Historia de Ulises, el alimoche.

"Me ha encantado una parte de tu reflexión sobre los "Pinchos que
> atormillan el cielo", en concreto la que se refiere a prescindir de todo lo
superfluo e innecesario para poder sangrar un poco menos o respetar un poco más a nuestra ya maltrecha Tierra. Este aspecto realmente me asustó en el curso de la semana pasada, ya que casi juraría que sólo Juan (el séñor calvo que vivía en la montaña palentina) y yo estábamos dispuestos a realizar
ese pequeño esfuerzo a título personal (de hecho, creo que gracias a que realizamos ese esfuerzo resultamos incómodos y nada apetecibles para el común de los mortales).

Tensé un poquito la cuerda cuando vino un directivo de Iberdrola a
convencernos de su "política de empresa verde". Le saqué en una charla pública unos datillos interesantes: la apuesta de futuro de Iberdrola son las grandes hidroeléctricas, los grandes parques eólicos y las centrales
de carbón de nueva generación. También le saqué que el crecimiento de la empresa se basa en la implantación de nuevos proyectos en Brasil, Chile,
Méjico y algunos otros paises sudamericanos. También admitió que el criterio que rige todas las operaciones de la multinacional es la rentabilidad, y, así mismo, que los estudios de impacto ambiental de todos sus proyectos son realizados por una empresa que ellos mismos gestionan. Por lo menos fue sincero.....
Tan solo repliqué con la necesidad de gestionar de forma transparente el problema de las electrocuciones de aves en tendidos eléctricos. Sólo con la necesidad de tener una voluntad real para solucionar ese problema, al menos en España, donde sus tendidos son los grandes culpables de la falta de viabilidad de las poblaciones de Águila Imperial Ibérica, la rapaz más amenazada de Europa (y quizás una de las 3 más amenazadas del mundo, es que han tenido mala suerte los pobres de trabajar en este país...). También le recordé que en la charla no había mencionado nada a cerca de los impactos y medidas correctoras de los embalses que también gestionan. Nos aclaró que su auditoría ambiental todavía no había abordado ese tema. También le pregunté que si los principios conservacionistas de su empresa les impedirían realizar proyectos tan rentables y fascinantes como los que sus amigos de Endesa pretenden abordar en la patagonia chilena (una burrada, si no que se
lo pregunten a las comunidades afectadas en la región del Aysén).
Ni siquiera fuí políticamente incorrecto. Ni siquiera le dige muchas cosas que pensé, como eso de ¿No seríais más honestos tratando de potenciar soluciones energéticas de bajo impacto (que hay alternativas de sobra) y
arreglando los problemillas que originais en lugar de financiar centros de educación ambiental y cursos (esos lavadillos de cara son mucho más baratos y les salen muy rentables ya que crean una imagen estupenda. ¡Qué bien saben ellos cómo tener contentos a los clientes que pagan....y cómo comprar las voluntades de los futuros gestores de la naturaleza -que no conservacionistas-!. No lo fuí porque ya me estaban mirando con cara de marcianos todos los de la sala. Unos no comprendían nada (eso no se lo habían dicho en la Facultad) y otros no sabían donde meterse. Después algunas personas trataron de justificarlo por eso de que queremos luz, móviles... No estaba Juan esa tarde y, la verdad, me sentí muy sólo y, sobre
todo, muy avergonzado de estar en el curso. De todos los ponentes que vinieron, sólo una persona tuvo la valentía de enfrentarse a todas esas cosas superfluas defendiendo un valor tan ultrajado(y devaluado, y olvidado,y desdconocido) como es el paisaje. Fuiste tú, Teresa, y sentí un
enorme alivio, sobre todo porque tú tienes muchos más años que yó, y, por lo tanto, muchas mas razones para tirar la toalla y dedicarte a la buena vida.
Gracias, y también en nombre del amigo Ulises, que está bastante cabreado con esos "pinchitos" que le desorientan, le prohiben atravesar de una cárcava a otra y le han cambiado las corrientes de aire que conocía de toda la vida. Le conté lo injusta que fue la gente contigo (es triste, pero fuiste la única ponente que sufrió en un momento dado un murmullo de fondo...). Estos niños no se enteraron de que venías a enseñarles cosas que nunca aprenderán en su Facultad, cosas que todo ser humano debería llevar encima cada día para que este mundo funcione algo mejor. Pero eso no sé si les gustó. A mí me encantó, y, por lo que veo, a estas alturas de la vida, ya no vas a cambiar. Un gran alivio. Mucha suerte, y, cuando deje las muletas, te aviso para que veas los tenebriónidos, a Ulises, los ríos que todavía son ríos, algún que otro rincón olvidado y quien sabe qué sorpresa que nos tenga reservado el destino.
Un saludo: Marcos

Anónimo dijo...

La aprobación de un gigantesco parque eólico en el estuario del Támesis (342 turbinas y una producción de 1.000 Mw) , es, sin duda, un elemento que no puede ser desconocido por los lectores de este cuaderno:

http://www.telegraph.co.uk/news/main.jhtml?xml=/news/2006/12/19/nwind19.xml&DCMP=EMC-new_19122006

José Enrique Villarino dijo...

Pues no estaría de más decir que no se ha mencionado a otro coautor del post, cuyo nombre es José Enrique Villarino, economista y analista de inversiones, hermano de la primera.